Hoy en día existen muchas facilidades a la hora de conducir, y una de ellas son los diferentes tipos de sensores de aparcamiento. Estos están dotados de un sistema que ayuda al conductor a detectar si existen obstáculos u objetos cercanos en el momento de aparcar el vehículo.
La mayoría de los fabricantes suelen instalarlos en los parachoques del coche, trasero o delantero, y con ellos el aparcamiento es mucho más rápido, cómodo y seguro. Aún así hay vehículos que todavía no lo tienen instalado, por ello, si estás pensando en adquirir uno, te recomendamos que descubras cuáles son los más utilizados en el mercado y los consejos a tener en cuenta antes de su instalación.
A continuación vamos a explicarte las características de los tres sistemas de sensores de aparcamiento más utilizados:
Se trata de los sensores más populares y su funcionamiento se lleva a cabo a través de ondas. Dichas ondas tienen la capacidad de generar un efecto rebote si te encuentras delante de cualquier obstáculo. En ese instante, el sistema envía los datos al coche para que estos sean procesados y el vehículo calcule la distancia. Por este motivo, el sistema de distancia es de gran fiabilidad.
Por regla general, el campo de acción de los sensores de ultrasonidos puede llegar a alcanzar una velocidad de 20 km/h, con una distancia de entre 5 y 15 metros.
Para instalar este tipo de sensores precisarás taladrar los parachoques, puesto que hay que añadir en torno a 5 sensores para que funcionen de manera correcta.
Este tipo de sensores utilizan campos electromagnéticos para poder medir las distancias con los obstáculos. El sistema de aparcamiento se compone de una tira metálica de transceptor que genera el propio campo electromagnético. Y a medida que el vehículo se acerca a un objeto, es capaz de detectar los cambios en el voltaje del campo o las interrupciones en el mismo.
El procesador se encarga de interpretar la información emitida y activa una alarma viper que se encuentra en el interior del vehículo. Son los sensores más avanzados que existen hoy en día en el mercado y, por tanto, los que presentan un mayor precio.
Suelen disponer de más prestaciones a la hora de detectar obstáculos en movimiento, aunque cuentan con la desventaja de que cuando se acercan a objetos de hierro, níquel o cobalto o ante la presencia de lluvia pueden ver mermado su desempeño.
Este tipo de cámaras suelen incluirse en los coches como un paquete extra propio del sistema SatNav, que es bastante caro. Estas cámaras tienen la capacidad de avistar hacia atrás y mostrar todos los obstáculos con que puede toparse el conductor. Por lo general, funcionan de manera automática una vez se activa la marcha atrás en el vehículo.
Como desventaja, merece tu atención que este tipo de cámaras tienen una visión algo más limitada en conducción por carretera, y que no funcionan correctamente cuando están sucias, ante situaciones climatológicas que dificultan la visibilidad o por las noches.
En definitiva, existen muchos tipos de sensores de aparcamiento que facilitan esta acción a los conductores y evitan un choque con cualquier obstáculo. Los de ultrasonidos son los más comunes mientras que los de detección electromagnética o los de cámaras son más caros y presentan ciertas desventajas.