Los diferentes tipos de firmes de carreteras que existen se componen de una serie de capas fabricadas con materiales cuidadosamente seleccionados y tratados. Es requisito indispensable que resistan las cargas del tráfico rodado, permitiendo que la circulación tenga lugar de forma cómoda y segura. En función de la categoría de la carretera y del volumen de tráfico que vaya a acoger, se utilizan unos u otros materiales para el pavimento. Debe presentar resistencia al deslizamiento y regularidad superficial, tanto transversal como longitudinalmente. ¿Quieres saber qué firmes de vías existen?
Para conseguir un rendimiento máximo de fresado y un desgaste mínimo, es indispensable realizar una serie de exámenes.
A diferencia de materiales rígidos como el hormigón, en los firmes de carretera flexibles el asfalto se muestra flexible a la sobrecarga. Es decir, cede y se deforma, pero sin fracturarse o romperse.
Además, existen los conocidos como firmes semiflexibles. Del mismo modo que los flexibles, se componen de una serie de capas granulares que no han recibido ningún tratamiento y un pavimento bituminoso. Los esfuerzos se transmiten a las capas interiores, y el espesor total es de al menos 15 centímetros.
Al igual que el resto de pavimentos, deben proteger la calzada de la intemperie, especialmente de los fenómenos meteorológicos adversos. Además de un buen firme semiflexible, es necesario llevar a cabo tareas de mantenimiento y conservación para el sellado de fisuras superficiales.
Estos firmes de carretera están formados por una capa de hormigón y varias capas de material estilo zahorra artificial, en función de la calidad y las características de la vía.
El hormigón es un material ampliamente utilizado en todo el mundo para la construcción de vías rápidas, como autopistas y autovías. También se emplea en las ciudades para la construcción de zonas con grandes cargas de tráfico pesado, como polígonos industriales o paradas de autobuses.
Estos firmes se componen de diferentes mezclas de aditivos, agua, áridos y cemento a modo de ligante, y se conforman de una serie de placas. Las placas se separan a través de juntas, las cuales absorben las tensiones. El hormigón es muy resistente a la deformación y, además, tiene una gran capacidad de carga. Ambas características hacen que sea uno de los materiales más durables, aunque los fenómenos meteorológicos pueden afectar a su resistencia a largo plazo.
En los diferentes tipos de firmes de carreteras, estas capas se emplean en pavimentos fijos y flexibles. Se componen de una estructura granular formada por grava sin triturar o gravilla, junto con arena triturada o natural y gravilla de machaqueo. En la actualidad, también es habitual añadir a la mezcla materiales reciclados.
La cal o el cemento hacen las veces de aglomerante. No tiene una resistencia tan alta como las capas de hormigón, pero suficiente para absorber el tráfico de la mayoría de vías. La capa ligada hidráulicamente se procesa con fresadoras de tamaño grande.
En conclusión, estos son los diferentes tipos de firmes de carreteras que existen, cada uno con sus propias características y propiedades.