El origen de las carreteras es casi tan antiguo como la necesidad del ser humano de desplazarse, y por ende, la seguridad poco a poco fue cobrando también su papel hasta el día de hoy. Por ello, hablar de sistemas de contención en carreteras a lo largo de la historia es remontarse mucho tiempo atrás, y es lo que haremos en este repaso por uno de los primeros elementos de seguridad vial que nos han acompañado hasta hoy.
Seguramente nunca te has parado a pensar en el origen de muchos de los elementos que hoy en día vemos en la carretera. Y es que puede parecer que todos ellos han surgido después de la invención del coche, y nada más lejos de la realidad, como podrás comprobar a continuación.
Para encontrar los primeros sistemas de contención dedicados a la protección de los transportes y caminos hay que remontarse hasta el siglo XVIII, donde encontramos un tratado sobre los caminos públicos, en el que se mencionan los guardarruedas, considerados como el primer elemento de seguridad.
Estos guardarruedas no eran más que piedras de bastante longitud que se introducían en las lindes de los caminos donde había paredes altas, con el fin de que las ruedas no rozaran la pared o bien para evitar la caída del carro por una pendiente.
Pero no sería hasta mediados del siglo XIX cuando la nueva construcción de la red de carreteras trajo consigo los malecones y pretiles, donde los primeros solían ser de arena. Los segundos supusieron una evolución, puesto que estaban construidos de igual manera y estaban colocados de forma discontinua en muchas carreteras, o en línea continua en algunos lugares como puentes. En ocasiones, simplemente eran un bajo muro para evitar que los vehículos se despeñaran.
Con la invención y desarrollo del automóvil también aumentó la velocidad de estos, y con ello el riesgo de accidentes. A comienzos del siglo XX ya se conocía la palabra quitamiedos, y esto era debido al uso de vallas de madera que se colocaban en algunos tramos de las carreteras. Dichas vallas no suponían un sistema de contención propiamente dicho, simplemente paliaban la gravedad del accidente.
Ya avanzado el siglo XX se perfeccionó esta técnica, pero en vez de madera se usaron rejillas metálicas que formaban rombos, estas iban sujetas a pilares de hormigón que sobresalían poco más de un metro del suelo, de esta manera se amortiguaba el impacto y se evitaba atravesar la barrera.
Los sistemas más modernos de contención en las carreteras no son más que una evolución de los primeros, y es lo que sucede con las barreras tipo New Jersey, que sustituyen los antiguos malecones y pretiles. Pero realmente surgen como medida a otro problema, la separación de carriles en aquellas carreteras de ambos sentidos.
A mediados del siglo XX se instaló la primera en una carretera de California, que constaba de pequeñas estructuras de hormigón de apenas 70 cm. Pero fue en New Jersey donde se empezó a estudiar mediante pruebas la efectividad de estos métodos. De esta manera se supo, por ejemplo, que eran capaces de frenar vehículos ligeros pero no de gran tamaño como camiones.
Las barreras metálicas o barreras semirrígidas son la última incorporación en cuanto a elementos de contención. En España se realizó la primera construcción en la década de 1960, donde se instaló una de estas barreras con postes de madera.
Los estudios y ensayos sobre este sistema hicieron que tuvieran una onda y posteriormente doble onda, ya que esto ofrecía mayor resistencia frente a impactos. Los postes eran usados como sustento de estas barras, que se doblan ofreciendo una absorción del impacto importante.
Como puedes ver, la seguridad en la carretera ha tenido importancia desde tiempos inmemoriales. Pero sin duda hay que recordar que la mejor manera de evitar los accidentes es tomando todas las precauciones posibles en las carreteras, sabiendo que puedes confiar en los sistemas de contención de carreteras en caso de impacto.