Quizás te sorprenda saber que el primer cinturón de Madrid no fue la M30. Con anterioridad a esta vía, se crearon dos vías de circunvalación en la ciudad, que entonces era mucho más pequeña. La M-10 se construyó para aligerar la densidad de vehículos que atravesaban el centro de la ciudad.
La primera circunvalación de Madrid fue la M-10, también conocida como Paseo de Ronda. Se creó al mismo tiempo que el primer plan de ensanche de la ciudad, el Plan Castro, en 1860. Recibió ese nombre por Carlos María de Castro, el ingeniero y urbanista que lo promovió.
La M-10 se inspiró parcialmente en la antigua Cerca de Felipe IV. A grandes rasgos englobaba lo que hoy se considera el casco histórico de Madrid o Distrito Centro, con una superficie de 5,23 kilómetros cuadrados.
Tres eran sus principales puntos:
Te explicamos cuáles eran sus tramos:
Actualmente, el Ayuntamiento de Madrid tiene en proyecto crear una M-10 ciclista, con un carril en cada sentido para bicis que discurrirá por la primitiva circunvalación. Su velocidad máxima será de 30 kilómetros por hora.
El segundo cinturón de Madrid, evolución del primero, sumando al anterior las siguientes calles y avenidas de Madrid:
Pronto la circunvalación M-20 quedaba pequeña. Fruto de ello fue la planificación de la M30 que surgió con el Plan Bidagor, redactado por el urbanista Pedro Bidagor Lasarte.
Este, a su vez, se basó en proyectos anteriores a la Guerra Civil que planteaban la construcción de dos circunvalaciones exteriores de la ciudad, concretamente en el Plan Zuazo-Jansen de 1929. La primera de ellas fue la que hoy se conoce como M-30 y su historia es muy interesante.
Tiene una longitud de 32,3 kilómetros y un radio aproximado de cinco kilómetros, tomando como centro la Puerta del Sol. Su construcción se inició en 1970, aunque su cierre total llegó 20 años más tarde.
No obstante, esta vía de circunvalación está operativa prácticamente en su totalidad desde 1974, suponiendo un enorme alivio para el tráfico rodado de la ciudad.
Madrid se ha ido dotando de cinturones o anillos exteriores a medida que el crecimiento de su perímetro y la intensidad del tráfico de la ciudad lo demandaba. A la primitiva M-10 del siglo XIX, le siguieron la M-20 y la M-30.