Muchos se preguntan por qué se llama M-30 al anillo de circunvalación más importante de la ciudad de Madrid. Sin duda, tras esta denominación, existe una historia mucho más interesante de lo que cabría imaginar. Aquí se va a explicar en detalle.
Como es obvio, la ciudad de Madrid no ha tenido siempre la configuración que se puede contemplar hoy en día. De hecho, ha experimentado multitud de ensanches a lo largo de los años debido a su imparable crecimiento de su población y de sus terrenos urbanizables.
Era el año 1857 y, mediante la publicación de un Real Decreto, la reina Isabel II autorizó a Claudio Moyano, Ministro de Fomento de la época, a formular el Proyecto de Ensanche de Madrid. Este se encargó al ingeniero y arquitecto Carlos María de Castro. De ahí que, popularmente, se le conociese como ‘Plan Castro’.
Ese proyecto creó una primera ronda de circunvalación que tenía el propósito de delimitar la ciudad. Recibió el nombre de M10 y su recorridos transcurría, fundamentalmente, por Bulevares, Princesa, Colón, Recoletos, Gran Vía y Alcalá.
Paralelamente, dentro de ese mismo plan se estableció otro gran vial de circunvalación que englobaba otras áreas urbanas. Éste, oficialmente, se llamó Paseo de Ronda. Sin embargo, acabó siendo más conocido como M20. Su recorrido pasa por la calle de Raimundo Fernández Villaverde, calle del Doctor Esquerdo, calle de Pedro Bosch, calle de Joaquín Costa y calle de Francisco Silvela.
No habían pasado ni 50 años cuando, debido al crecimiento que seguía experimentando la ciudad de Madrid, se detectó la necesidad de crear un tercer anillo de circunvalación. Sin embargo, no fue hasta 1929 cuando se empezó a proyectar.
En 1929 se aprueba el Anteproyecto de Trazado Viario y Urbanización de Madrid, que es más conocido como Plan Zuazo Jansen. En ese proyecto se habla por primera vez del tercer anillo de circunvalación de la capital, es decir, la M-30.
Hubo que esperar hasta 1946 para su aprobación definitiva en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, también conocido como Plan Bigador. De hecho, en él se preveía, incluso, un cuarto anillo. Aunque parezca increíble, no fue hasta comienzo de los años 70 cuando empezó a construirse.
Para encontrar el origen de la denominación de esta vía, más allá de la historia que ya se ha comentado, hay que remontarse a 1939, momento en el que se aprobó el Plan Peña. Este establecía las directrices para la denominación de todas y cada una de las carreteras españolas.
En primer lugar, la M se fijó por ser la primera letra de Madrid. Hay que tener en cuenta que existen otras ciudades españolas como Málaga que también empiezan por ‘M’. Sin embargo, al tratarse de la capital, se le dio prioridad.
El número 3 está directamente relacionado con la historia contada. Y es que este se establece porque se trata de la tercera ronda de circunvalación de la ciudad. El 0 simplemente hace referencia, tal y como establece el Plan Peña, a que se trata de una carretera de circunvalación. Todo ello da lugar a la denominación de M30.
Solo hace falta ver un mapa de la ciudad de Madrid y comprobar el lugar en el que se encuentran cada una de las tres rondas de circunvalación para darse cuenta de la expansión que ha experimentado la ciudad. Sin duda, la historia acerca de por qué se llama M-30 sirve para hacer un repaso por este proceso que ha durado más de 150 años.