Las patologías en carreteras dañan el firme con independencia de si está fabricado con asfalto u hormigón. Para garantizar la seguridad de todos los conductores y usuarios es crucial prevenirlas, identificarlas y repararlas a tiempo. Para ello son claves las labores de mantenimiento y vigilancia que ayudan a mantener las carreteras en perfecto estado.
El pavimento de las carreteras de hormigón es un soporte de movilidad plano, liso y uniforme. Cuenta con una base sólida de al menos 15 centímetros y se caracteriza por su gran durabilidad. El tipo de material empleado y su forma de aplicación implica la aparición de patologías específicas para este firme.
Se definen como tal las irregularidades que puedan surgir en el firme generando un desnivel del mismo. Suelen aparecer en las juntas entre dos losas de hormigón y los dos tipos existentes son los escalonamientos y los asientos.
Están provocados por la acción del tráfico continuado en losas que están agrietadas o sin pasadores, lo que provoca su hundimiento o levantamiento, creando una diferencia de altura con respecto a la siguiente, un escalonamiento. Otra causa para que se produzca esta deformación es por consecuencia del asiento en la explanada de construcción. Tras la construcción, la base se hunde por el peso del hormigón en un tramo, generando deformaciones de asiento.
Hace referencia a una fractura del firme. Entre las más habituales podemos encontrar la grieta transversal, una rotura perpendicular provocada por un espesor insuficiente o longitud excesiva de la losa o una retracción térmica.
También es común el cuarteo en malla fina, que se conoce con el sobrenombre de piel de cocodrilo. Se trata de pequeñas líneas similares a capilares que aparecen en una zona concreta del firme. Las variaciones climáticas, un mal fraguado o un retoque excesivo del acabado son las causas más comunes.
Por último, hay que resaltar el descascarillado, la pérdida de componentes por fases, empezando por el mortero seguido de los áridos. La mala calidad de la arena, el hielo y deshielo unido al tráfico o una mala dosificación son sus causas.
Las fluencias consisten en la expulsión de producto interno fuera de la capa de sellado. Las causas de las fluencias de sellado o el pumping es siempre un mal trabajo en la superficie de hormigón. Formas o dimensiones inadecuadas, mala calidad del producto destinado a actuar de sellador o un exceso del mismo acaba generando un problema en los extremos que deriva en una fluencia o en una zona de la superficie, en este caso un pumping.
Junto a todas estas patologías pueden aparecer otros problemas. En las vías de circulación todos los vehículos siguen una misma rodada, lo que genera un desgaste en esta zona del pavimento. Igualmente, se da un fenómeno conocido como falta de textura superficial, que es la pérdida de la ligera rugosidad del hormigón, lo que implica una menor adherencia y un riesgo para la conducción. Por último, las juntas longitudinales pueden expandirse por la acción de las temperaturas.
Conocidos como firmes asfálticos, están compuestos por una mezcla bituminosa de áridos, polvo mineral, aditivos y un compuesto para ligar que se vierten en caliente o semi caliente sobre la superficie para crear una capa flexible y rugosa. Su particular composición los somete a una serie de patologías diferentes a las del hormigón.
Se trata de una diferencia de alturas que se genera en el firme como consecuencia de las capas o el terreno para absorber las cargas a las que las somete el tráfico rodado. Hay más de diez deformaciones diferentes, pero las dos más importantes son las siguientes:
Son fracturas similares a las que se generan en los firmes de hormigón ya mencionados. Por norma general aparecen en la capa más superficial, pero también pueden darse en las inferiores por un problema de tratamiento del conglomerado.
Hay doce tipos diferentes que se separan en dos grupos. Por un lado, las grietas, que son más profundas, como las longitudinales de curva o reflejadas. Por el otro, el cuarteo, más superficial y con múltiples líneas, en malla fina o malla gruesa.
Se trata de la pérdida de material en las diferentes capas que conforman la carretera. En función del grado de incidencia aparecen varios tipos, pero el que seguro que conoces es el bache.
Se trata de cavidades de diversos tamaños y profundidad provocados por imperfecciones, desintegración o arranques de compuestos por la acción del paso de los neumáticos. Es una de las patologías que más incómodas les resultan a los conductores y usuarios de las vías.
Los compuestos del material se mueven pudiéndose sobrepasar la capa exterior hacia arriba o por el lateral. Es muy común emplear la expresión de que el asfalto suda. Este hecho suele generar una mancha en la carretera que pone en riesgo la circulación por ser una superficie diferente con un agarre distinto.
Las vías de circulación se ven sometidas a diversos factores como el tráfico rodado, las condiciones meteorológicas o el impacto de objetos ajenos a ellas, entre otros. Esto supone una generación de estrés para el compuesto del firme, llevando a desarrollar diversas patologías. Es importante conocerlas para prevenirlas y, en caso de que surjan, detectarlas y repararlas rápidamente para mantener la seguridad de los usuarios de la vía.