Actualmente, el urbanismo de Madrid no se entendería sin la historia de la M30, el más conocido circuito de circunvalación de la capital que ha sido transitado por millones de personas durante mucho tiempo. Veamos cómo Madrid ha ido adoptando la imagen que tiene hoy día.
Antes de la llegada de la M-30, se crearon varios cinturones de circunvalación previos. Sin embargo, con la llegada del urbanista Pedro Bidagor, el trazado urbanístico de Madrid se modificaría de manera notable.
El primer cinturón de circunvalación que tuvo Madrid fue denominado M-10. De esta forma, se delimitaba lo que en su día se conocía como la cerca de Felipe IV, actual centro histórico de Madrid.
Esta primera ronda de circunvalación cuenta hoy con varios tramos de origen diverso. Por este motivo, para muchos habitantes de la capital se trata de una ronda “inexistente”, ya que tienen más notoriedad tramos como Prado-Recoletos, los Bulevares o las Rondas.
La M-20 se constituyó como la segunda ronda de circunvalación de la capital. Según se planteaba en el proyecto de ensanche de Madrid, la ciudad debía tener una gran circunvalación que se llamaría Paseo de Ronda y que sería la encargada de marcar el límite del nuevo desarrollo urbano.
Este segundo cinturón pronto se vería perjudicado debido al desarrollo de arrabales en los últimos años del siglo XIX, lo que produjo un irregular desarrollo del proyecto del ensanche primitivo.
En la actualidad, la M-20 comprende:
Esta ronda sigue en gran parte igual que en el plan original, desde Cuatro Caminos a Pacífico.
A partir de 1929, se pensó en crear un tercer cinturón de circunvalación que tendría por nombre M-30. Aunque, finalmente, el proyecto oficial fue aprobado en 1946, con la llegada del Plan General de Ordenación Urbana, conocido como Plan Bidagor.
El nombre dado fue en honor a Pedro Bidagor Lasarte, un urbanista español nacido en San Sebastián, que fue el autor de este primer plan urbanístico de Madrid, además de impulsar el proceso de institucionalización del planeamiento urbano moderno en el resto de España.
Para elaborar este plan, Bidagor se basó en estudios anteriores que se llevaron a cabo antes de que se produjera la Guerra Civil española y, a partir de ahí, explicó que se podían crear dos anillos exteriores para la circulación, siendo el primero de ellos la famosa M-30.
Esta ronda conformaría los cascos históricos más exteriores, además del antiguo suelo agrícola con barrios donde predominaban las chabolas. Hoy en día, estos barrios han sido reedificados y buena parte de ellos comprenden nuevas áreas de núcleos residenciales.
Algunos de los ejemplos más conocidos en torno a la M-30 son las zonas de los años 50, como:
Desde la década de los 60 hasta hoy, la ronda de circunvalación de la M-30 ha ido evolucionando de manera notable hasta presentar su imagen actual.
Los estudios para empezar a construir la M-30 comenzaron en la década de los 60, aunque no se pusieron en marcha hasta los 70. Se construyó por la necesidad que tenía Madrid de dar respuesta al tráfico ocasionado en las entradas y salidas de las principales carreteras nacionales. Pero su construcción se fue prolongando, ya que su trazado se modificó para hacerla una vía mucho más urbana.
La M-30, tal y como la conoces ahora, ha sido el resultado de numerosas obras que comenzaron hace más de 40 años. Hoy en día, no se considera una vía totalmente uniforme y, por tanto, se han tenido que realizar las obras en base a tres ejes diferenciados:
La historia de la M-30 es una de las más importantes para que entiendas el trazado urbanístico de Madrid, puesto que fue la base de las rondas de circunvalaciones de la capital española.