Quizás te sorprendería saber que además de una mezquita también contamos con una capilla en la M30 que está abierta al culto y en la que se celebran misas diariamente. Se trata de la capilla de Santo Domingo de la Calzada, o también llamada, capilla del Puente.
La capilla se encuentra situada en la zona de Puerta de Hierro donde cruza la Avenida de Fuentelarreyna con la Calle Arroyofresno. Una de las zonas residenciales de Madrid más conocidas.
La idea de esta capilla surgió por la necesidad de dotar de una iglesia de culto a la zona donde se ubica. Sin embargo, no había recursos para acometer la construcción de una iglesia convencional de mayor tamaño y que requeriría un plazo amplio. Siendo las necesidades de los feligreses inminentes se optó, como se hace muchas veces, por habilitar un espacio provisional.
La capilla se construyó y consagró en 1977 y desde entonces rinde culto. Primero, como sede provisional de la Parroquia del Bautismo del Señor y, una vez construida la iglesia definitiva, como Capilla de Santo Domingo de la Calzada.
El hecho singular de la capilla es que se aprovechara el ojo de un puente para su habilitación. Decimos habilitación porque la capilla no fue construida convencionalmente. Tan solo se aprovechó el túnel formado por el ojo del puente. Un espacio de 35 metros de largo que forma un cañón de medio punto de 4,5 m de radio.
A dicho espacio sólo se le añadieron las instalaciones básicas de suministros, dos cierres, anterior y posterior, de mampostería de ladrillo enlucido y vidrieras abstractas y una solera de terrazo. Se dejó el hormigón visto y tan solo pintado.
Este interior, abovedado y corrido en toda su longitud, y el hecho de apenas contar con iluminación natural, a lo cual se le añade el estar bajo la vía pública, confiere a esta capilla un cierto aspecto de catacumba. Te transporta directamente a las celebraciones litúrgicas clandestinas de los primeros cristianos en Roma.
Un puente corta una zona residencial o un barrio en dos. Esto provocó que se diese acceso por ambas caras del túnel. De esta forma, los feligreses de uno y otro lado no tenían que dar un amplio rodeo.
Debido a esta configuración, se optó por situar el altar en un punto interior, en lugar de adosado a la pared de fondo como es habitual.
Cuando entró en uso la M30 comenzaron los problemas de filtraciones y humedades en la capilla. Esto estuvo a punto de acabar con su cierre. Sin embargo, se decidió acometer una reforma consistente en una rehabilitación profunda interior.
El proyecto se llevó a cabo con la realización de una cubierta interior que esconde un drenaje de aguas. Estas son canalizadas a cuatro pozos de desagüe.
Actualmente la capilla, construida en el ojo de un puente y en forma de catacumba, presenta un aspecto moderno y armonioso y sigue dedicada al culto. Sin duda, os recomendamos que visitéis uno de los edificios más emblemáticos de Madrid, podemos decir que merece la pena una visita.